Nunca nos había pasado esto: se nos han acumulado 6 cumpleaños sin celebrar todos juntos, me refiero con mis hermanos y sobrinos. Así que, se han alineado los astros y de un día para otro hemos quedado para almorzar.
Como todo ha sido sobre la marcha no he tenido tiempo ni suerte para hacer algo mejor. Y digo suerte, porque el primer intento fue un bundtcake de chocolate, con molde nuevo que me he comprado en A loja do gato preto. Fracaso total: se partió al desmoldarse y ni lo pude aprovechar para casa, porque estaba salado.
Para el segundo intento cambié de receta y de molde: bizcocho de caramelo. Pero también me salió salado. Creo que todo ha sido culpa del cambio de marca de levadura. Porque a la tercera, que he vuelto a hacerlo con mi levadura Royal de siempre, ha salido rico.
La receta es corta: la misma cantidad, 150g, de estas tres cosas: harina, azúcar moreno y aceite suave. Cucharadita y media de levadura Royal y 3 huevos M. Se bate el azúcar con el aceite y los huevos, y por último se le incorpora la harina tamizada con la levadura. Se hornea a 180º durante 30 minutos.
La gracia está en bañar el bizcocho de caramelo con un almíbar hecho a base de agua azúcar y vodka-caramelo, que se lleva a ebullición varios minutos, para que evapore el alcohol y así es apto para niños. Yo le puse lo que tenía: ron cacique. El bizcocho borracho, se rellena y se cubre de ganaché de chocolate con leche. Se cubre y se adorna en condiciones, si tienes tiempo, y si no, sales del paso, como hice yo. En esta ocasión la estética no ha brillado, pero de sabor estaba muy rico, esponjoso y jugoso por el almíbar.