La receta original la encuentras pinchando aquí. He cambiado el azúcar glas por azúcar normal rebajando 1/3 las cantidades. Y además tampoco las he rebozado en azúcar antes de hornearlas. Pero si eres muy dulcera, sigue la receta original paso a paso
Gracias a la mantequilla y a la pasta de almendra, quedan crujientes y ligeras, como las pastas danesas, pero con todo el sabor de las almendras.
El único problema que les veo es que te las comes como si fueran pipas. Si tuvieras la suerte de que te sobrara alguna, le mejor forma de conservarlas es en una lata, cubiertas con papel de horno.¡Buena merienda!